La sal de cura, también conocida como polvo de Praga, es un producto utilizado para la conservación de los alimentos curados, previene y retrasa su deterioro a causa de bacterias u hongos, con más efectividad que con el único uso de la sal de mesa. ¿De qué se compone?, pues la sal de cura es una combinación de cloruro sódico (sal común) y nitritos o nitratos de sodio o de potasio.
La sal de curado más común parece ser la compuesta por un 94% de sal de mesa y un 6% de nitrito de sodio. Su presentación es la de una sal de color rosa para que no se confunda con la sal común. Este producto es utilizado para la elaboración de las carnes curadas, embutidos, jamón, salchichas, etc.
La sal de curado más común parece ser la compuesta por un 94% de sal de mesa y un 6% de nitrito de sodio. Su presentación es la de una sal de color rosa para que no se confunda con la sal común. Este producto es utilizado para la elaboración de las carnes curadas, embutidos, jamón, salchichas, etc.
Como sabemos, el curado de los alimentos es uno de los procesos de conservación más antiguos, utilizado especialmente con carnes y pescados. Según explica Harold McGee, en el siglo XVI se pensaba que una impureza contenida en la sal, el nitrato de sodio, era la responsable de proporcionar el tono rosado-rojizo a la carne curada y de mejorar su sabor, pero alrededor del año 1900, unos químicos alemanes descubrieron que durante la curación, ciertas bacterias transformaban el nitrato en nitrito y que era este el verdadero ingrediente activo que mejora la curación.
El nitrito, además de aportar su sabor, fuerte y picante, al unirse a los átomos de hierro de la mioglobina, forma óxido nítrico que retrasa el desarrollo de sabores rancios en la grasa. Con ello también se provoca el color rojo-rosado de la carne curada. Y muy importante destacar que el nitrito inhibe el crecimiento de bacterias, especialmente las del botulismo (Clostridium Botulinum).
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